El crecimiento personal según Sócrates es conocerse a sí mismo.
A veces me hago muchas preguntas acerca de este tema
- ¿Tenemos capacidad los seres humanos para conocernos a nosotros mismos?
- ¿Por qué pensamos que no nos conocemos?
- ¿Por qué necesitamos a otros para conocernos?
- ¿Qué nos impide conocernos de forma natural y autónoma?
- ¿En realidad no nos conocemos, o no nos gusta lo que conocemos de nosotros?
No sé si tu te has hecho estas u otras preguntas, pero si te las has hechos me gustaría compartir las respuestas que hemos encontrado, yo de momento las comparto contigo.
Respuestas:
Por mi experiencia, creo que venimos al mundo con muchas capacidades y con la predisposición a desarrollarlas, y creo también por mis vivencias, que el sistema educativo y la metodología de enseñanza aprendizaje están orientadas a prepararnos para incorporarnos al sistema productivo y competitivo.
En este sentido el hacer, la acción humana, tiene como objetivo el tener.
La persona se valora por lo que tiene y no por lo que es, (tengo un coche, tengo una casa, tengo ropa de marca etc..) o sea, “tanto tienes tanto vales”.
Este es un proceso de crecer hacia fuera con las cosas, es cuantitativo, cuánto más mejor, claro que en el camino de tanto llenarnos de cosas, acumular y alimentar el tener, nuestro ser interior se va empobreciendo y es cuando nos aparece esa sensación de que “me falta algo”.
Miras a tu alrededor y te das cuenta de que tienes de todo y empiezas a preguntarte ¿Por qué tengo esta sensación si soy tan afortunada? La respuesta es el vacío que puede desembocar en la mal llamada crisis existencial.
Es aquí donde conectamos con nuestro ser interior y nos rebela que está triste y pobre y no sabemos cómo alimentarlo.
El no saber, a menudo, nos lleva a creer que no seremos capaces, que no podemos, pero ¿Qué son las capacidades? Habilidades no desarrolladas.
Esto ya lo intuyes y te pones a buscar alguna técnica que te ayude a crecer y conocerte, tanto en el ámbito personal como profesional.
Entre todas las que hay (y son muchas) se encuentra el coaching. Está de moda, se ha propagado mucho, la gente dice que le ha ido muy bien, funciona genial en las empresas y un largo etc…
Yo creo que ninguna de estas razones sirve para tomar la decisión de formarte en coaching, pagar un máster de 4.000€ y pasarte un año estudiando.
Entonces, ¿por qué elegir el coaching?
Solo hay una razón. Es la única metodología que funciona de dentro hacia fuera, todas las demás van de fuera hacia dentro.
¿Qué quiero decir con ello? Que toda la vida que has vivido ha sido a base de colocarte capas y más capas hasta ahogar a tu ser. Tu educación se ha basado en todo lo que tenías que hacer sin preguntarte si querías o no. Tu vida se ha llenado de DEBERÍAS.
Todas las técnicas de crecimiento personal y todas las profesiones existentes te dicen lo que has de hacer, lo que más te conviene, siguen en el hacer, haz esto, haz lo otro, haz y haz. Si haces…….tal………será la solución a tus problemas.
El coaching es la única profesión que no te dice lo que has de hacer, que conecta con tu ser interior y le pregunta ¿Qué hay ahí? ¿Qué siente tu ser con lo que hay? ¿Qué quiere hacer con ello?
Activa tu potencial y promueve el desarrollo de tus capacidades por ti mismo/a porque no te dirige, no te pone más capas, te acompaña caminando a tu lado, sin empujarte ni arrastrarte. El coach está ahí como medio para llegar a tu SER ESENCIAL siendo tú el/la protagonista.
Y me apuro a decirte que prestes mucha atención. Si encuentras profesionales de coaching que te dicen lo que has de hacer ESO NO ES COACHING.
El potencial, el talento, la creatividad está en el ser de cada persona. Esto se desarrolla de dentro hacia fuera y en el mundo de la empresa se ha convertido en su mayor activo.
Incorporar a tu currículum la formación de coach es la garantía de que formarás parte de ese activo.
Ha habilidad de crecer personalmente y evolucionar es la habilidad de hacer crecer las empresas porque una empresa no es solo un edificio o una tecnología. La empresa está hecha por personas y ellas están en el centro de su eje.
No hay buenas ni malas decisiones, solo hay buenas reflexiones.
En nuestra escuela sabemos mucho de eso, llevamos 20 años viviendo la experiencia.
Un abrazo de corazón
Antonia Martín