Por Eva Octavio, coach de Coaching Sostenible.
Te propongo un pequeño experimento.
Quien más quien menos todos conversamos y por ende creemos que nos comunicamos, pero para conseguir una comunicación efectiva, hay que hacer algo más que conversar, y un líder lo sabe muy bien.
Recientemente he estado leyendo un maravilloso libro sobre física cuántica. Una aportación revolucionaria elaborada por Werner Heisenberg es el principio de Incertidumbre, que en resumidas cuentas expone que a nivel de cuerpos muy pequeños – como serían átomos y moléculas- el mismo hecho de observar perturba al sistema observado. De esta manera el acto de observar la naturaleza mediante un microscopio electrónico influye en lo que esperamos conseguir. De forma similar, un antropólogo estudiando una tribu primitiva, sólo por el hecho de hallarse presente estará modificando su actitud.
¿Por qué te cuento todo esto? Porque me dado cuenta de algo increíble. Quizás podemos cambiar la forma de comunicarnos observándonos a nosotros mismos. Cuando observamos nos hacemos conscientes de cómo hacemos las cosas y ello nos lleva a poder adoptar una nueva forma más nutritiva, respetuosa, empática, asertiva y útil al mismo tiempo.
A menudo centralizamos la base de nuestra comunicación en el qué decimos, sin prestar demasiada atención al cómo lo decimos. La mayor parte de lo que comunicamos no es con palabras y eso lo sabe muy bien el líder, pues el éxito que persigue depende de ello.
El modo en que nos comunicamos es un aspecto clave para lograr transmitir, motivar, generar compromiso, coordinar, pasar a la acción de forma eficiente y materializar ideas de una forma exitosa, generando un clima de trabajo positivo y favorable.
Los resultados que se consigan a nivel empresarial dependerán de la calidad de nuestra comunicación, de ahí que cobre una importancia significativa.
Entonces, ¿te animas a realizar el experimento? ¡Yo voy a empezar ahora mismo a observar cómo me comunico!